La verificación de edad mediante escaneo facial se ha convertido en una herramienta cada vez más común para limitar el acceso de menores a redes sociales y páginas web para adultos. Empresas como Yoti, líder en este sector, permiten en pocos segundos estimar la edad de los usuarios mediante una simple mirada a la cámara, ofreciendo así un mecanismo rápido y automatizado que cumple con las regulaciones más estrictas implementadas en países como Australia, donde a partir del 10 de diciembre se prohibirá a menores de 16 años el uso de plataformas como TikTok e Instagram.
Este sistema, que ya se utiliza a diario en plataformas como Meta, TikTok, Sony PlayStation y Pinterest, integra variaciones configurables por las propias plataformas para evitar errores. Cuando un usuario queda en una franja de edad incierta, puede requerirse la verificación mediante documentos oficiales, garantizando un doble control. Sin embargo, estas herramientas también enfrentan críticas por posibles sesgos discriminatorios y riesgos de invasión a la privacidad, especialmente en poblaciones menos representadas en los conjuntos de datos con los que entrenan los algoritmos.
El mercado de verificación de edad está en pleno crecimiento. Además de Yoti, compañías como Persona, Kids Web Services, K-id y VerifyMy forman parte de la Age Verification Providers Association (AVPA), que reúne a 34 miembros. La asociación estima que, entre 2031 y 2036, los ingresos anuales del sector podrían alcanzar 9,800 millones de dólares en países de la OCDE. Aun así, expertos llaman a la prudencia, pues la tecnología y la regulación evolucionan rápidamente, y el futuro del sector aún es incierto.
Entre los desafíos técnicos se encuentra la precisión del algoritmo frente a usuarios que usan maquillaje o accesorios que alteran su apariencia. Además, los sistemas pueden ser menos efectivos en poblaciones no blancas o subrepresentadas, un problema reconocido por los propios desarrolladores. Robin Tombs, director de Yoti, asegura que su sistema detecta la mayoría de los intentos de falsificación y que los datos recolectados se eliminan posteriormente, buscando equilibrar protección y privacidad.
A pesar de estos retos, la implementación de la verificación de edad basada en inteligencia artificial representa un paso significativo en la protección de menores frente a contenidos inapropiados, ofreciendo un método rápido y escalable que permite a las plataformas cumplir con nuevas exigencias legales sin depender exclusivamente de la intervención humana. Sin embargo, expertos en ciberseguridad y privacidad advierten que ninguna tecnología es infalible, y que la educación digital sigue siendo clave para garantizar que los menores naveguen por internet de manera segura.
El debate sobre la eficacia y la ética de estas herramientas continúa, mientras la industria tecnológica avanza hacia soluciones cada vez más sofisticadas para proteger a los usuarios más jóvenes, en un escenario donde la seguridad digital y la privacidad deben caminar de la mano.
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